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A la señora María Cecilia Pando, una ciudadana cabal:

Ante el atropello institucional y la ilegal injusticia te acompañamos amiga,

gracias por tu claro ejemplo, tu valentía cívica, tu entrega,  tu sacrificio,

tu ayuda constante a los veteranos victoriosos perseguidos,

tu  lealtad a la Fe religiosa que profesas y la defensa de la verdad.

Sumando  más argentinos como vos derrotaremos a la canalla demagógica

´Prensa Independiente

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Índice de la fecha

Palabras de ´Prensa Independiente en homenaje a nuestra amiga María Cecilia Pando, una ciudadana argentina ejemplar.

1 - Carta al presidente Kirchner - De ´Crónica y análisis´:  "Carta de la esposa del Mayor Mercado".

2 - Brillante nota que se las trae - "Discriminación: el general Bendini propiciaría  la violencia contra la mujer", por la Dra. Norma Vitagliano de Cardinali.

3 - Geniales de Jorge Asís al Tío Plinio: "Reconciliación nacional", cada vez más prioritariamente necesaria. Y sin embargo cada vez más lejana.

4 - Nota enviada a Eliaschev por Héctor Trillo: "Ahora vinieron por vos".

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1 - Carta al presidente Kirchner

De "Crónica y análisis" - Periodismo Independiente  - Zona Norte - Gba.

Cartas De Lectores - 3 de  Enero del  2006

"Carta de la esposa del Mayor Mercado"

por María Cecilia Pando

La principal característica de los estados totalitarios es la negación de la libertad individual. Para negar este derecho humano fundamental los gobiernos acuden a distintos métodos. Unos más abiertos y violentos que otros, pero todos unidos por un común denominador: la necesidad de silenciar el disenso y la construcción de poder a través de la cultura del pensamiento único.

En algunos casos se utiliza la violencia física, en otros, como en la Argentina del presente, se apela al apriete, al ingenio mafioso de la amenaza indirecta.

En los últimos días he padecido personalmente este método siniestro, por parte de quienes tienen el deber de velar por la libertad de todos los habitantes. Desconozco al inspirador o autor intelectual de este atentado. No tengo claro si el origen está en la Casa Rosada, en el Ministerio de Defensa, en alguna comisión del Senado o en el Edificio Libertador. El tiempo, a través de la posición que adopten las distintas instancias, irá develando este misterio.

Lo que sí está firmemente probado es quiénes son los autores materiales de esta aberración ética y jurídica contra la libertad de expresión y la dignidad de la mujer. En un acto signado por el oscurantismo y la barbarie más primitiva, el Jefe de Estado Mayor y la Junta Superior de Calificación de Oficiales, resolvieron clasificar a mi marido como inepto para las funciones de su grado, por disponer en su hogar de una esposa que como ciudadana intenta hacer valer sus derechos.

Un matrimonio con siete hijos en edad escolar, queda literalmente en la calle porque ocho generales del ejército argentino consideran que un esposo no supo amordazar a su mujer, condición a la que parecen asignar un simple valor decorativo. Tendré que coincidir con la flamante Ministro de Defensa cuando se refiere a la necesidad de inculcar cultura democrática y republicana en los cuarteles militares. Espero que empiece por la conducción superior del Ejército.

Señor Presidente de la Nación : Muchos creen y lamento coincidir con esta opinión, que su personalidad y su gobierno están signados por el autoritarismo, y que el conocido levantamiento de la sanción a mi marido fue una muestra de oportunismo político en contra de sus convicciones más profundas.

En estos momentos usted tiene la oportunidad de dar un  signo en sentido contrario. La ciudadanía está atenta a descubrir que prevalecerá en la contienda, si sus convicciones democráticas y republicanas o los intereses corporativos de un generalato que ha puesto en evidencia un desconocimiento inadmisible de la Constitución Nacional.

María Cecilia Pando

[email protected]

DNI: 18.470.203

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2 - Brillante nota que se las trae

"Discriminación: el general Bendini propiciaría

la violencia contra la mujer"

por la Dra. Norma Vitagliano de Cardinali

Como cuestión preliminar y para no escandalizar al patriarcado hegemónico - como diría la prestigiosa Eva Giberti - he de tranquilizar a mis lectores informándoles que he podido escribir estas breves líneas luego de superar la censura previa y obtener la aprobación correspondiente de mi papá, mi hermano, mi marido y mi hijo, asumiendo por mi parte el compromiso de retirarme de inmediato a lavar los platos. No le pedí permiso también al cura, porque no tengo cura.

Es que todos los hombres de mi familia son kirchneristas, así como la mayoría de nuestros amigos.

No es para menos, ante el nuevo amanecer progresista que se advierte en nuestra Patria, según informa cotidianamente el diario Clarín, que es el único que los hombres de la casa me dejan leer; aunque yo preferiría Página 12, que es más paquete, pero no me lo compran porque trae poco de fútbol. Pero yo no digo nada porque la mujer debe ser sumisa y obediente.

Así hemos sido educadas por el patriarcado, esa superestructura de dominación capitalista cuyo bastión es la familia monogámica, institución repugnante de sometimiento de la mujer formada por un papá, una mamá y unos niños, que fuera denunciada de una vez y para siempre por el genial Federico Engels en su famoso libro  “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado” , que una vez leí sin permiso encerrada en el lavadero. Y para dar el ejemplo revolucionario, Engels vivía en concubinato con dos mujeres –hermanas entre sí - ambas obreras de la fábrica  de Papi.

Un capo, Federico.

Nuestra educación como mujeres ha obedecido y obedece a la potencia  dominadora de los hombres que nos imponen como obligatorios roles estereotipados que son construcciones culturales y de ninguna manera se corresponden con nuestra naturaleza: ser madres, por ejemplo.

“Papá cuida una huerta (que a fin de cuentas es productiva), mamá sus plantas (que son bien decorativas). Francisco tiene una tienda de caramelos, Martina lava las papas, su mamá cocina, su abuela amasa el pan y su hermano pone la mesa. La maestra está contenta porque el mecánico ya arregló el auto de su marido. Es que el hombre necesita vivir en sociedad y rechaza las actitudes discriminatorias. La mujer no se sabe, porque está llevando a su nena al  médico…”, escribía la periodista Soledad Vallejos el 12/3/04 en el suplemento Las/12 del diario Página/12.

Este criterio de sojuzgamiento de la mujer es compartido por el Jefe del Ejército, Teniente General Roberto Bendini, quien dispuso el pase a retiro obligatorio del Mayor Rafael Pedro Mercado, privándolo de toda retribución (de acuerdo al diario Clarín del 30/12/05 no estaría en condiciones de acceder a beneficio previsional por falta de años de servicio) no sólo a él sino a sus hijos y a su esposa, la señora María Cecilia Pando de Mercado.

Lo verdaderamente insólito y discriminatorio es que Mercado fue pasado a retiro por “portación de esposa”. En efecto, informa “Clarín” que “El Ejército no dio otros detalles por el carácter “confidencial” de estas decisiones, dijeron sus voceros. Pero otras fuentes castrenses explicaron que con “conducta omisiva” se recriminó al mayor “no haber actuado como se esperaba” frente a su esposa”.

Ahora bien, ¿Cómo esperaban Bendini-Garré-Kirchner que actuara Mercado? ¿Censurando a su mujer? ¿Encerrándola en el baño? ¿Golpeándola? ¿Ejerciendo violencia moral sobre ella? Pando es ciudadana argentina y como civil no está subordinada ni a Bendini ni al Mayor Mercado.

De allí se sigue que el no haber actuado como se esperaba frente a su esposa por parte de este último, no se refiere ni puede referirse a su condición de militar sino a su carácter de marido. Es decir que se lo separa de la Fuerza por no haber violentado los más elementales derechos humanos de Pando.

Es de esperar que las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer, las de derechos humanos y el INADI reaccionen enérgicamente contra esta medida del Gral. Bendini, que - de ser cierta la noticia del diario Clarín transcripta - no hace más que fomentar la violencia familiar entre los miembros de las FF.AA.

Cabe una última posibilidad: que Mercado y Pando estén obrando de común acuerdo. ¡Eso es obvio! Podrá  decir algún desprevenido. No señor, no es obvio. En derecho no hay sobreentendidos, todo debe ser probado. Si la sanción contra el militar se aplicó porque desde el gobierno se entiende que ella dice lo que él piensa, no se está haciendo más que imputarle veladamente a Mercado una conducta de peligrosidad, recientemente rechazada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Ello sin contar con la eventual nulidad del acto administrativo que dispuso el pase a retiro por vicios en sus causas y motivaciones.

Por otro lado, si Bendini entendió que la actividad política y social de Pando no puede escindirse de la condición de militar de Mercado, y excluyó a éste por considerar que en realidad no son dos, sino una sola carne, la situación no es tan grave.

¡El gobierno se hizo católico!

Y basta, me voy a lavar los platos.

Por ahora…

Dra. Norma Vitagliano de Cardinali

[email protected]

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3 - Notas geniales de Jorge Asís - Publicado el viernes 30 de diciembre de 2005

"Reconciliación nacional"

Cada vez más prioritariamente necesaria. Y sin embargo cada vez más lejana.

Tío Plinio querido:

Quince años atrás debía asumir la decisión inútilmente fundamental de bancar aquel indulto de Menem, a jefes militares y referentes guerrilleros. A pesar de la presencia permanente, mentalmente reprochadora, de ciertos amigos desaparecidos.

Fue en virtud de la idea francamente superadora, que se evaluaba como indispensablemente necesaria, de la reconciliación nacional.

Asístese, en cambio, quince años después, con mayor decepción que perplejidad, al desfile del retroceso implacable de la historia.

En algún momento de los denigrados noventa, puede asegurarse, tío Plinio querido, que la utopía de la reconciliación se encontraba cercana.

Podía palparse que la Argentina adquiría, de pronto, la madurez previsiblemente suficiente para cicatrizar los desencuentros.

Y que el país mantenía el envión para proyectarse hacia el ilusorio primer plano. A pesar de las desprolijidades escenográficas de nuestra miniserie. Y con la legitimidad de un protagonismo incuestionable.

Tratóse de la construcción gigantesca de otro fracaso absurdo.

Para reconciliarse, tío Plinio querido, es elementalmente prioritario adoptar alguna noción mínima de grandeza.

Aunque sea una tenue tendencia hacia la concesión.

La Patria, al fin y al cabo, consiste también en la decisión racional de vivir juntos. Aunque, en el fondo, nos despreciemos.

Sin embargo, puede comprobarse que aquel rencor simplemente se postergaba.

Se regaba con agua de broncas.

Mientras los rencorosos, sistemáticamente, envejecían, se dedicaban, con el pretexto sólido del dolor, a preparar la producción del retroceso.

A los efectos de atar nuevamente a la sociedad a una especie de roca. Sin permitirle siquiera la aventura de ponerse en movimiento.

En la Argentina, tío Plinio querido, cuesta insólitamente hablar con claridad.

La franqueza, aquí, es tan selectiva como la sensibilidad humanitaria.

Trátase de temas envejecidos que fastidia hasta pensarlos.

Discusiones que se creían superadas hace, por lo menos, quince años.

Sin embargo vuelve a instalarse en la agenda, el furor retórico de las viejas argumentaciones. Aunque en versión grotesca.

La Argentina se convierte en una imagen que persiste congelada en el peor teleteatro de los ochenta.

Tirar y cantar

Cuesta aceptar, por ejemplo, que los Montoneros de verdad, los que oportunamente tiraban, en 1988 apoyaron a Carlos Menem.

Fue en la última interna del justicialismo, contra aquel Cafiero que representaba la vigencia del peronismo alfonsinizado.

Puede evocarse, por ejemplo, en la épica de aquella campaña, cierto viaje hacia Santiago del Estero. En un avión privado que solía alquilar un empresario, que fingía presentarse como el dueño. Un visionario que entonces ponía para posicionarse.

Aquel avión se detuvo en Córdoba para aprovisionarse del combustible sustancial del efectivo.

Doscientos mil pesos trascendentales que ponían, se sabía, los Montoneros.

Para ser explícitamente gráfico, los Montoneros que tiraron estaban jugados con Menem.

Aquel indulto significaba entonces, tácitamente, el pago al contado de un compromiso político.

Una deuda, tío Plinio querido, que se saldaba.

Aparte, no había mayores motivos para descreer que se cicatrizaban las heridas.

Sobre todo porque los máximos referentes de Montoneros se reunían con el inolvidable Monseñor Quarrachino, quien merece la evocación de una misiva independiente. Prometida.

Discutían entonces, aquellos montoneros que tiraban, hasta la letra más chica del acuerdo de reconciliación que no fue.

Por lo tanto resulta erróneo que Menem sindique a Kirchner, para descalificarlo, con el calificativo de montonero. Porque los montoneros a quien apoyaron abiertamente fue a Menem.

Y los montoneros vocacionales, los que sólo cantaban, en el fondo son los que se le encuadran, después, a Kirchner.

Los que celebran la operación inmediatamente redituable del retroceso.

Una táctica divisionista y conveniente que permite activar categóricas horripilancias por izquierda, mientras se llenan los bolsos por la derecha.

Habrá entonces que gestar un ensayo sobre el retroceso, aunque presentado como la cobertura eficaz de un gran negocio.

Porque, mientras se anuncia, por el emotivo romanticismo de la izquierda, con el emblema dignificante del Gran Museo, prosperan, por el pragmatismo de la derecha, los bolsos de la Planificación.

Puede tomarse la teoría, tío Plinio querido, como un ensañamiento arbitrario contra Duhalde.

La máxima trasgresión de Duhalde consistió en facilitarles el acceso, a la Casa de Gobierno, a aquellos imberbes inmaduros que cantaban.

A los imberbes que Perón, en un rapto de sabiduría estratégica, había echado de la Plaza.

Quién iba a decir que los infiltrados, de carambola, iban a infiltrarse tanto. Hasta quedarse con las gestualidades del poder.

Lejos, con seguridad, estaba Duhalde, en la ceguera vengativa de su propio rencor contra Menem, de suponer la fantástica dimensión de su patinada.

Desconocía que aquellos chiquilines, convertidos en ampliamente cincuentones, habían ocultado la maceta, regada a diario, de un rencor superior.

Mientras, por ejemplo, se enriquecían. Como el posterior Presidente.

Que acaparaba departamentos de los morosos más desdichados.

Advertencia

Por lo tanto habrá que generar espacio para que penetre, tío Plinio querido, una advertencia. Que estos imberbes que gobiernan no son de izquierda. Son truchos.

Aunque son tan truchos que, en cualquier momento, hasta se pueden hacer de izquierda.

Bertolotti y la Dama del Bolígrafo

Quien carece de inconvenientes para hablar en serio es el general Bertolotti, de la Banda Oriental.

Bertolotti no tiene reparos de afirmar exactamente lo que piensa, en la actualidad, el noventa por ciento de los menoscabados militares argentinos. Los que carecen de fuerzas hasta para expender ventosidades en los ascensores.

Que resulta imposible hablar del Nunca Más.

Que si no se encara decididamente, con horizonte de estadistas, la síntesis de una política superadora de tanta medianía, hasta lo más espantoso, en el continente mágicamente tétrico, puede ocurrir de nuevo.

Aunque la tragedia derive en entremés.

Una suerte, después de todo, que la exclusiva hipótesis de riesgo interno pueda representarlo el bolígrafo de plástico de la señora Cecilia.

La Dama del Bolígrafo, la esposa del retirado mayor Mercado.

Con la fragilidad de su presencia, con la precaria argumentación de sus misivas, la dama desata la necesidad del autoritarismo disciplinario.

Una formidable muestra de debilidad simulada. Que se presenta, para colmo, como expresión de fortaleza.

Extorsión intelectual

Aparte, el combo de la extorsión intelectual se encuentra tan consolidado que, aquel que lo cuestione, podrá ser directamente masacrado. Tildado de sostenedor de la teoría de los dos demonios.

Por lo tanto, habrá que acostumbrarse a aceptar el predominio impresentable de la patología. Como si se tratara de la normalidad más indemne.

Por ejemplo, habrá que aceptar que la política militar se encuentre transitoriamente manejada por elementos residuales del montonerismo que tiene iniciativas.

O que la sensibilidad selectiva de los hegemónicos derechos humanos se encuentre institucionalmente conducida por ciertos resabios ultraresiduales de aquello que supo ser el Erp.

Que reciben, por si no bastara, significativos aportes presupuestarios, para acelerar las causas que conduzcan, a los militares pecadores, hacia las prisiones.

Con el país, en definitiva, tío Plinio querido, conducido por los desequilibrios volcánicos del imberbe más Inimputable.

Un Vulgarcito que no vacila en instigar, desde el Salón Blanco, a sus empleados de la justicia, para que se pongan las pilas y puedan apresar a muchos militares que no pueden seguir libres.

Una alegría, tío Plinio querido, que la Argentina carezca de un militar frontal que incomode, como Bertolotti.

Es entonces celebratorio que la inteligencia operativa interna deba batirse, por ejemplo, entre los trazos previsibles del bolígrafo conspirativo de la señora Mercado.

Fangal

Quince años después, tío Plinio querido, por haber apostado por la superadora reconciliación nacional, sepa que su sobrino dista, obstinadamente, de sentirse un gil.

Prefiero, como en el tango Fangal, seguir gil.

En cuanto se atenúe el rigor de la trágica adolescencia de los imberbes cincuentones y sexagenarios, habrá que aceptar que la idea de la reconciliación nacional es prioritariamente necesaria. Aunque hoy pueda sentirla alejada, en la espesa utopía del "nunca más".

Pásela bien mañana. Y que tía Edelma les avise a las innumerables amigas que, el año próximo, se las va a convocar, para la noble tarea de la acción política.

Porque la política, tío Plinio querido, no puede ser privativa para la venganza de los chiquilines. Para el pragmatismo de los marroquineros. Para la falta de arrojo de los tristes eternamente preservados.

Modérese con el Malbec. Sobre todo con la sidra. Hasta el próximo año.

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4 - Nota enviada a Eliaschev por Héctor Trillo

"Ahora vinieron por vos"

Esta nota se la envié por correo al "periodista" Eliaschev.  Quiero darle modesta difusión, para que por un lado se sepa lo que hace este Gobierno por la libertad y la democracia, y al mismo tiempo, para que se sepa con qué bueyes aramos, en mi modesta opinión.

Héctor Trillo

Alguna vez dijiste por televisión, en un programa que se llamaba Badía y Cía, que el gobierno alfonsinista bien que hacía en quitarle la publicidad al diario La Prensa por publicar artículos de Camps.  Dijiste, específicamente, y a modo de ejemplo, que si a vos te contrataba el diario La Nación y te ponías a hablar mal de los Mitre, bien harían estos en despedirte.  Del mismo modo, dijiste palabras mas o menos, si el diario La Prensa publica artículos en contra de la democracia y de la república, bien hace el gobierno en quitarle la publicidad oficial.

Años más tarde, el mismo problema (recontrarrecurrente en esta Argentina fascista, por otra parte como bien sabés), se le presentó al diario Página 12.  En un programa de Mariano Grondona, si mal no recuerdo, yo te vi y oír decir que esa era una aberración, que de ninguna manera compartirías semejante abuso de poder.  Para resaltar que tu posición era sana intelectualmente, sostuviste que si eso le hubiera ocurrido a ´La Nueva Provincia´, también defenderías el principio de no utilizar la publicidad oficial de manera arbitraria para presionar sobre los medios.  Pero te cuidaste mucho de aclarar que apenas unos años antes sostenías lo contrario.

Todo esto ya lo sabés, porque yo te lo he dicho por lo menos, y porque no sos zonzo.

Un día te envié un comentario a la radio donde te comentaba que las "bondades" del régimen castrista no alcanzaban a los millones de exiliados, encarcelados o muertos del régimen.  Tu respuesta fue no comentar el mensaje al aire, como correspondía porque esas eran las reglas, porque tu función era recibir y dar al aire los mensajes, porque para eso los pedías.

En lugar de eso, lo que hiciste fue dar mi nombre, mi dirección, y luego la emprendiste contra mí para calificarme de "fanático" y "dogmático", y encima aclaraste que "de los peores".  Pero no leíste ni respondiste mi mensaje.

Durante un tiempo, como sabés, seguí molestándote con comentarios y opiniones sobre tus dichos que no podías o no querías responder, como esta que menciono.  Eso también lo sabés.

Lo mismo hizo el kirchnerismo ahora en la persona de Mona Moncalvillo.  Te dijo que te fueras y no te dio lugar a que le respondas.  Igual que vos a mí.  Y a tantos otros seguramente.

Ahora vinieron por vos, Eliaschev.  Y sería bueno que en lugar de llorar y pedir "solidaridad" pusieras las barbas en remojo, ya que las gastás, dicho sea de paso.  Tu programa y quienes anuncian en él, bien pueden irse a otra parte.

Por lo demás, sabés y sabías de sobra que en esa radio no trabaja cualquiera. ¿O no lo sabías?.  Como no trabaja cualquiera en Canal 7, que se ha vuelto un panfleto inmirable.

Bien.  Por supuesto que me parece aberrante lo que hicieron desde el gobierno.  Pero lo que hicieron todos y desde siempre en la radio "del Estado".  Lo mismo que en "la Muni", como la bautizaste vos mismo, cuando eras director de ella y la Coordinadora de triste recuerdo explicaba al aire que ellos pasaban música popular, como la de Mercedes Sosa, pero no a la Mona Giménez....(!).

Ahora vinieron por vos.  Y bueno sería que trataras de no ponerte vendas blancas en la cara, como hacía el inefable Lanata aquella vez que algún estúpido le metió una piña.

Vinieron por vos como en los tiempos del alfonsinaje fueron por Neustadt en canal 13, o por Mirtha Legrand (¿lo recordás o tampoco?).  O por Roberto Galán en su momento.  O por Aldo Cammarotta, que se fue a L.A.  y no volvió más.  O por tantos otros que han ocupado espacios en los medios.

No recuerdo que hubieras hecho algún esfuerzo por que alguno volviera. ¿Por qué se supone que ellos lo harían por vos? Ahora vinieron por vos.  Y tal vez lo más recomendable es que trates de insertarte en algún medio independiente, que no le de conchabo a los amigos del poder de turno en una empresa que paga toda la comunidad.  Eso también lo sabés.

Porque precisamente cuando laburaste en Del Plata, uno desde fuera veía que te desempeñabas en un medio independiente, y a lo sumo era cuestión de cambiar de emisora.

Te queda muy mal llorar, Eliaschev. Te muestra indigno. Porque llorás por lo que te pasó a vos, y no por lo que le ha pasado a tantos.

Héctor Trillo

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