"PRENSA INDEPENDIENTE" "La Nación
Argentina adopta para su gobierno la forma Representativa, Republicana
Federal..." dirección: http://members.fortunecity.com/prensaindependiente/ mail: [email protected] Síntesis anteriores del mes actual: * 2 mayo 2005 * 6 mayo 2005 * 9 mayo 2005 * 12 mayo 2005 * 17 mayo 2005 |
De
interés:
*
Falsa
causa sobre menores ---
*
Causa
Astiz ---
*
Falsa
causa sobre Finanzas de Montoneros |
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Índice de la fecha
1
- Cartas de lectores de ´La Nación´: “Fuerzas
Armadas”,
por el Brigadier (R) Alberto Simari.
2
- Cartas de lectores, mail que fuera dirigido al Brigadier Simari - “Saludos
con respeto”,
por el Capitán de navío (RE) Jorge E. Perren.
3
- El análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín
Monteverde: “Otra
vez la opinión pública”.
4
- Desgrabación personal del disertante – Revelaciones: “Conferencia
del Doctor Florencio organizada por AUNAR”,
sobre juicios a militares, reglamentos militares y estrategias defensivas.
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1
- Cartas de lectores de ´La Nación´
“Fuerzas
Armadas”
Señor
Director:
"Las
esposas de los militares y otras mujeres solidarias han levantado la bandera
para detener la injusta acción de quienes creen que administran justicia
cuando ignoran lo que hizo el terrorismo y se empeñan en juzgar a los
integrantes de las Fuerzas Armadas que actuaron en cumplimiento de una orden
del constitucional Poder Ejecutivo de ese momento.
"Es
vergonzante que la defensa de los militares la lleven adelante sus esposas y
nosotros nos quedemos cómodos en nuestra casa para evitar la represalia que,
por su ensañamiento, pretende ser un disuasivo para silenciarnos.
"De
una vez por todas digamos la verdad. Las Fuerzas Armadas fueron mandadas por
un gobierno constitucional a luchar contra ese terrorismo que, aun hoy
reconocen sus más veraces combatientes, tenía por objetivo adueñarse del
poder por las armas para instaurar otra forma de gobierno.
"Ser
justos es contribuir a la pacificación nacional. Está en usted, señor
Presidente, determinar qué es lo que quiere: gobernar
para todos los argentinos, como han hecho en todos los otros países con sus
Fuerzas Armadas, o continuar exacerbando el ánimo de quienes desean la
pacificación."
Brigadier
(R) Alberto Simari
CI
6.750.393
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2
- Cartas
de lectores, mail que fuera dirigido al Brigadier Simari
“Saludos
con respeto”
Al
señor Brigadier (R) Alberto Simari
Estimado
señor, camarada de armas y compatriota:
He
leído hace instantes su carta de lectores en ´La Nación´ de la fecha.
Quiero
expresarle mi orgullo como militar y mi respeto hacia usted por sus claros
conceptos.
Para
los que nos toca estar hoy ilegalmente perseguidos por nuestra participación
en las operaciones de combate de los años 70´, sus palabras son realmente
reconfortantes; permítame que le haga llegar un fuerte abrazo como camarada
de las gloriosas Fuerzas Armadas Argentinas, lo saludo muy atte.
Jorge
Enrique Perren
Capitán
de navío (RE)
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3
– De ¨InC. Massot / Monteverde & Asoc.” -
17/5/05 - [email protected]
El
análisis político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín
Monteverde
“Otra
vez la opinión pública”
La
reacción que suscitó, en parte de la opinión pública de la capital y del
conurbano bonaerense, la decisión judicial de excarcelar, en dos casos que
nada tienen en común entre sí, primero a María Julia Alsogaray y, horas mas
tarde, a Omar Chabán, pusieron en evidencia, al mismo tiempo, lo endeble de
nuestras instituciones y la naturaleza del gobierno kirchnerista.
En
la Argentina, donde el ´rule of law´ es tan solo una expresión referida al
mundo anglosajón, las instituciones no resisten el peso de la opinión pública.
Es
lógico, por lo tanto, que una administración como la que encabeza el
santacruceño - siempre recelosa y hasta temerosa de las reacciones colectivas
de la gente - haya salido al cruce de unos jueces que se habían ganado la
repulsa popular por haber dejado en libertad a la ex funcionaria del gobierno
menemista y al empresario, dueño de Cromagnón.
En
cualquier otro país, medianamente civilizado en punto al respeto de las
instituciones, hubiere sido inconcebible que, por temor a la opinión pública,
dos ministros del Ejecutivo y el mismo Presidente de la Nación se montasen
sobre la ola de indignación popular para dirimir supremacías con un poder -
el judicial - que, al menos en teoría, es independiente.
En
cualquier país …, menos en la Argentina. Entre nosotros las cosas son
diferentes y en este orden conviene dejar de lado los manuales de derecho
constitucional y olvidarse, por un momento, de la Carta Magna, si se quiere
entender el proceso político. No es la Constitución escrita la que debe
releerse.
No
porque no sirva, sino porque no rige. En cambio, sí tiene vigencia otra
Constitución, de naturaleza sociológica, que nadie votó pero todos,
malgrado nuestras críticas, aceptamos. En la misma, el poder Judicial es un
mero apéndice del Ejecutivo de turno, de la misma manera que el Presidente de
la República está por encima de todas las leyes. Es como si en la pirámide
jurídica de Kelsen, en lugar de la norma general, en su cima estuviese el
poderoso de turno.
Pues
bien, frente a la embestida del gobierno y a las recriminaciones de los
familiares de los jóvenes muertos en el boliche antes mencionado, dos de los
camaristas que habían resuelto excarcelar a Chabán decidieron excusarse de
seguir interviniendo en la causa. María Laura Garrigós de Rébori y Gustavo
Bruzzone son famosos por sus fallos garantistas y se reconocen discípulos de
Eugenio Zaffaroni. Por eso, precisamente, fueron elegidos para ocupar un lugar
en la Cámara, a instancias de este gobierno, sin imaginar hasta qué punto se
abrirían sus respectivos caminos.
Porque
el gobierno tiene un doble estandar de conducta en todos los órdenes: es
garantista en grado extremo, o su opuesto, pura y exclusivamente en función
de sus intereses. El termómetro es siempre la opinión pública.
Por
eso pactó, en su momento, con el ingeniero Blumberg y mandó a votar en el
Congreso el programa que éste había enarbolado desde la muerte de su hijo
Axel. No coincidía para nada con la política de Blumberg, pero frente a los
cientos de miles de personas que acompañaron a ese padre desesperado y
valiente, tiró por la borda su discurso garantista y adoptó una posición
que horrorizó a los ministros de la Corte - Zaffaroni y Argibay - que
Kirchner había elegido para reemplazar a los que decidió, manu militari ,
expulsar del más alto tribunal de la Nación.
No
hay contradicción alguna en este juego de idas y venidas porque Kirchner
acomoda sus decisiones y adopta sus cursos de acción en función no de unas
presuntas ideas progresistas o de izquierda, sino en consonancia con sus
conveniencias - no con sus convicciones - y conforme a los vaivenes de la
opinión pública.
A
lo dicho hay que agregar otro condicionante: el lugar donde se sucedieron
ambos episodios. Si María Julia hubiese sido puesta en libertad por un
tribunal de Jujuy o si Cromagnón se hubiere incendiado en Formosa, los escándalos
no habrían trascendido el pago chico. Pero ocurrieron en la vidriera de la
república que, para colmo de males, es un distrito electoral que parece
esquivo al gobierno. Razón demás, entonces, para que el Presidente escalase
la respuesta y se presentase ante la sociedad como su defensor.
La
pregunta de si tamañas actitudes tienen o tendrán costo para el gobierno, no
es de fácil respuesta. Hasta aquí, si han tenido algún costo - lo cual es
dudoso - no se ha notado. El gobierno no ha perdido popularidad y la intención
de voto del peronismo no parece haber mermado. El santacruceño es el hombre público
con mayor imagen positiva, seguido por su mujer. Si en las elecciones de
octubre Kirchner fuese plebiscitado - algo que probablemente ocurra - quedará
en evidencia que la forma de comunicarse con la gente ha sido la indicada.
De
todas maneras quedará por ver si esas reacciones ampulosas, directas, muchas
veces descomedidas y ciertamente efectistas del presidente, le son aceptadas
en el concierto internacional como lo han sido hasta ahora. Porque la reacción
inicial del gobierno argentino, ni bien se conoció el fallo del CIADI contra
el país, fue anunciar que lo apelará. Meses antes, el propio ministro de
justicia, Horacio Rosatti, en París había dicho que, en última instancia,
nuestro país no solo apelaría fallos adversos sino que los desconocería.
Ahora
bien, existe un Tratado de Protección de Inversiones que la Argentina firmó
con Estados Unidos y ratificó luego por ley en 1991 y 1992, respectivamente,
en donde consta que el laudo del CIADI “…será obligatorio y definitivo
para las partes en controversia.”. Es cierto que siempre habrá una
chicana jurídica para ganar tiempo, pero el riesgo, en este caso, es que el
principal soporte que hasta el momento ha tenido el gobierno de Kirchner se
canse de la falta de previsibilidad argentina y reaccione en su contra. No es
casualidad que el subsecretario de asuntos internacionales del Tesoro
norteamericano, Randall Quarles, haya expresado días antes de conocerse el
fallo de marras, la preocupación del gobierno de Bush respecto del
incumplimiento por parte de la Argentina de un dictamen similar al del CIADI.
Néstor
Kirchner pudo “poner a parir” a los empresarios españoles; cruzar
acusaciones con el gobierno de Berlusconi; ignorar las recomendaciones de
Chirac y dejar plantado a Putin en Moscú. Pero obrar de guapo con el gobierno
estadounidense es una de esas paradas que nadie en su sano juicio desearía.
Hasta
la próxima semana
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4
– Desgrabación hecha personalmente por el disertante
Revelaciones
“Conferencia
del Doctor Florencio organizada por AUNAR”
Sobre
juicios a militares, reglamentos militares y estrategias defensivas
12
de mayo de 2005
Cuando
no hace tanto tiempo me llamó el comisario Corgo con su peculiar entusiasmo
para invitarme a esta charla, no imaginé que cuando esta se concretara el se
iba a encontrar en la situación que sabemos que está padeciendo hoy. Recordé
cuando hace exactamente un año y ocho meses, AUNAR me invitó a la charla
realizada en el mes de setiembre del año 2003, impresionándome todo lo que
ocurrió en el lapso corrido desde entonces a la fecha advirtiendo que se había
operado una especie de vuelco copernicano en lo que hacía al enfoque que yo
como abogado había fijado para asistir a los militares que defiendo en
distintas causas y juzgados. Ayer volví a leer íntegramente aquella
conferencia, quien la desgrabó casualmente fue Nicolás Márquez, y no
solamente me limité a eso sino que entré a buscar entre mis papeles un
documento al cual voy a hacer referencia, que data del año 1987 o sea que ya
tiene la friolera de 18 años.
Tengo
la sensación de haber recorrido un largo camino circular, una enorme
circunferencia, un enorme círculo y que después de unos años de andar en
todo esto, al llegar al punto de partida no volví a caminar sobre lo ya
transitado sino que de la periferia comencé a avanzar hacia el centro de ese
circulo, y en forma aluvional fueron apareciendo una cantidad de conclusiones
que me llevaron a preguntarme ¿cómo todo lo que ahora resultaba evidente yo
no había captado? La razón estaba en que después del largo camino había
hechos y circunstancias no advertidas que ahora aparecían sencillas y obvias.
Yo jamás me imaginé que ese documento del año '87 podría tener alguna
relación con estos temas que hoy voy a tratar.
En
Septiembre de 2003, ¿cuál era la postura o el problema de cualquiera de los
tantos abogados que han estado trabajando en todo esto?
Tenían
que defender a militares que estaban imputados por la comisión de hechos que,
de acuerdo a lo resuelto por la Justicia cuando fueron juzgados los
integrantes de las Juntas Militares, eran clandestinos y al margen de la Ley
los cuales no habían sido reconocidos como integrantes de las órdenes
impartidas por los Comandantes Generales.
La
situación era muy difícil, porque defender al militar frente a una acusación
o una imputación concreta lo que como defensor uno trataba era exigir las
pruebas de los hechos cuyas pruebas ya entonces estaban venían muy bien
“armadas” por el enemigo.
La
actitud que entonces críticamente señale y que hoy puedo definir con mucha
mayor precisión y énfasis era la estrategia de la negación y el silencio.
Las estrategias son buenas o malas según sus resultados. Con los resultados
que se han obtenido hoy podemos decir que esa estrategia si sirvió, fue
temporalmente en un lapso relativamente breve, hasta yo diría el punto uno de
la sentencia a los comandantes que los condena, pero cuando esa misma
sentencia en el Punto 30 ordena abrir las investigaciones para las jerarquías
inferiores subordinadas a los comandantes, comenzaron los problemas que
encontraron la respuesta política, solución al fin, primero con la Ley de
Punto final y luego con la Ley de Obediencia Debida con lo cual se aquietaron
las aguas.
Todo
se reaviva, con esta contraofensiva que permitió mediante una serie de
arbitrariedades y el desconocimiento de principios jurídicos elementales,
reabrir causas que estaban terminadas.
Se
pasó como se dice en el campo "como alambre caído",
a los principios de la cosa juzgada, el juez natural o la aplicación
retroactiva de la Ley, procediéndose en forma creciente a la detención de
militares y así puedo recordar algunos apellidos como los hermanos Saa, Guañabens
Perelló, Riveros, Franco, Vañek, Rosito, Barreiro, Mujica, Gentil, Astiz,
Rolón, Pernías, Scheller, Capdevila, Donda, Arias Duval, Cobuta, Guerrieri,
Fariña y muchos más.
Son
todos oficiales de las Fuerzas Armadas que hoy están presos a los cuales se
suman integrantes de las Fuerzas de Seguridad que junto a los primeros están
librados a la suerte y a lo que el señor disponga. Es muy difícil
interpretar el contexto dentro del cual todo esto se da.
Las
Fuerzas se desentendieron del asunto subsistiendo la estrategia de la negación
y el silencio lo cual ha generado divisiones dentro del mundo militar que con
el mayor respeto trato de comprender, sabiendo que hay muchos generales que
están molestos con la actitud que he asumido en base a la existencia de los
reglamentos; los entiendo, pero desde el punto de vista institucional acá lo
que queda claro es la existencia de una situación extraordinariamente grave
que afecta al honor de las Fuerzas Armadas como institución.
¿Cómo
comenzó la historia que genera todo esto? A fines del año pasado lo acompañe
a Nicolás Márquez a una de las presentaciones de su libro en el interior del
país. Se acercaron militares habiendo mantenido una reunión con 18 o 20
obviamente retirados, a quienes les transmití lo que yo sentía y como vivía
todo esto. Uno de ellos me dijo: Yo tengo un documento que a Ud., le va a ser
interesante ¿en que Hotel está?
Al
día siguiente me encontré con un sobre que contenía lo que resultó ser el
reglamento de operaciones psicológicas del cual yo no tenía ni la menor idea
y en un papel me indicaba fijarme en la página 165, punto 3, operaciones
ocultas.
Yo
estaba muy ocupado con la causa de Campo de Mayo y cuando en Enero me pongo a
estudiar el tema ¿que es lo que advierto? Que todos los hechos imputados a
los militares en las distintas causas a lo largo y a lo ancho del país
considerados delitos, "estaban previstos en los reglamentos", en el
reglamento que me fuera entregado.
Me
pregunté ¿cómo puede ser que esto nunca se haya esgrimido o que se haya
considerado para entender todo lo que aquí ocurrió. Días después conseguí
un segundo reglamento de un coronel que años atrás me lo había facilitado y
que estaba relacionado con el primero, circunstancia que entonces no podía
haber advertido motivando ellos la primer nota que presentara al Jefe del
Estado Mayor del Ejército, dado que tenía que acreditar la existencia y la
vigencia de esos reglamentos. Eso fue el 4 de Marzo último que fue un día
viernes. El mismo día a la noche un distinguido oficial aquí presente me
llama y me dice: Florencio mira que yo tengo un reglamento sobre operaciones
antisubversivas del año 1976 impuesto por el Gral. Viola que deroga y
sustituye a otros. Lo fui a buscar siendo una fotocopia del reglamento. Voy a
abreviar. Luego aparecieron otros militares que me trajeron documentación. Un
Coronel que había estado destinado en el Estado Mayor, hoy preso, me trajo más
reglamentos e incluso dos del ejército norteamericano que fueron la base
doctrinaria de todo esto. Tenía los originales de todos menos de éste '76
que era muy importante. Otro distinguido oficial, que también está acá
presente, me llamó y me dijo: Floro, lo tengo. Así completé un juego con
todos los originales de todos los reglamentos, que son nueve.
Al
analizar el contenido de los reglamentos ¿que es lo primero que me llama la
atención?. Que el mayor número data del año 1968 ordenados por el entonces
Comandante en Jefe del Ejército Teniente Gral. Agustín Lanusse.
Me
pregunté: ¿cómo es esto? Si todo comenzó en el año 67, cuando el Gral.
Videla, según me contara, informara en nombre de las Fuerzas Armadas al
gabinete nacional en el mes de Octubre del '75 y dijera que solo tenían una
formación teórica proveniente de la doctrina francesa y norteamericana con
las experiencias en Vietnam y Argelia, ya existían los reglamentos y por ende
ellos debían ser conocidos por las autoridades constitucionales toda vez que
el tema ya había sido motivo de serios y sesudos estudios por parte de las
fuerzas armadas volcados en esos instrumentos.
La
segunda pregunta que me hice fue ¿Cómo esto no se consideró cuando se
ventiló el juicio a los integrantes de la junta militares? Me pongo a revisar
todos los fundamentos escritos de la sentencia y compruebo que no fue un tema
que haya sido considerado por los jueces o sea que nadie lo había planteado.
Terminado
el análisis, vuelvo a las defensas que tenía entre manos y me digo: Esto
crea un escenario totalmente nuevo porque los militares a quienes yo defiendo
hoy pueden probar que actuaron en función de una orden de servicio que estaba
fundamentada en reglamentos que contemplaban esas acciones por lo que no podían
haber tenido dudas en cuanto a su legitimidad con lo cual desaparece la
responsabilidad penal.
Es
muy técnico el tema pero muy rápidamente se los voy a explicar: Hay tres
posibilidades que excusan, cuando uno actúa en cumplimiento de una ley o en
el ejercicio de un derecho que sería la primer alternativa, la segunda cuando
obra en virtud de una obediencia debida que en el caso del militar es mucho más
clara ya que no tiene el derecho de inspección de la orden como lo tiene el
civil y la tercera que es la última, es la justificación basada en el error
del hecho o sea, si yo militar recibí una orden de actuar de determinada
forma y estoy convencido de que he actuado conforme a derecho, aunque eso haya
sido así constituye un error de hecho que me excusa.
En
los tres escenarios consecutivos que yo imaginaba del proceso, en el tercero
que es el del el juicio, con estos reglamentos no pueden condenar a ningún
militar que haya actuado cumpliendo las órdenes recibidas conforme a ellos.
Desde
el punto de vista técnico hay que prepararse para el juicio pero con
honestidad les digo que el problema técnico no es lo que me importa en éste
momento. Los reglamentos tienen una significación político institucional
enorme y muy grave y es muy delicado tratarlo. Quiero medir mis palabras pues
no deseo herir la susceptibilidad de nadie porque en definitiva equivocados o
no, compartiendo o no, todos estamos atrás de un mismo objetivo para cual
debemos permanecer unidos. En el manual de operaciones psicológicas del ejército
norteamericano, una de las cosas que me impresionaron, es cuando dice que como
son operaciones encubiertas, cuando se descubren hay que negarlas. O sea que
la negación está en la base de la doctrina de lo que es la guerra "no
convencional".
Hoy
estoy persuadido que cuando en el año 1975 se tomó la decisión de convocar
a las Fuerzas Armadas y llamarlas a combate ya ahí se adoptó la estrategia
del silencio y negación llegándose al extremo de que lo dicho por el
ministro de Defensa de aquel entonces, Vottero, en unas célebres palabras
pronunciadas si no me equivoco en la escuela de Defensa Nacional con las
cuales dio la interpretación exacta y terminante al término aniquilar,
cuando esas palabras fueron sometidas a su opinión en la declaración que
prestara el 30 de Agosto de 1984 el Almirante Masera, él las minimiza
diciendo que en realidad eran conceptos políticos, que no era un concepto
militar.
Hasta
ahora yo no sabía que entre los reglamentos existía uno sobre terminología
militar en el cual por "aniquilamiento" se entiende la destrucción
física y/o psíquica del enemigo. Más claro agua, ya que no queda nada más
para la discusión. No hay vuelta de hoja. Sin embargo este tema fue motivo de
muchas consideraciones en el juicio a los comandantes, se decía que aniquilar
se refería al accionar y a las organizaciones terroristas y no a la
"eliminación física" que en rigor de verdad es lo exacto según lo
hemos visto.
En
la medida que fui avanzando en todas estas consideraciones, cuando conocí las
declaraciones en el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas del Gral. Videla y
del Almirante Massera, del 1° y del 30 de agosto de 1984 respectivamente,
esto creo que lo cité en aquella charla anterior de Septiembre del 2003, sufrí
un fuerte shock y les digo por qué. Ambos comandantes dijeron asumimos la
responsabilidad por las órdenes impartidas, pero lo que no se dice en ninguna
de las dos declaraciones cuáles fueron las órdenes impartidas. O sea que a
esa actitud loable, le falta un complemento. Cuando se producen las preguntas
de los vocales, (eran militares) como por ejemplo ¿se procedía a la detención
de personas......? - respondieron
que sí pero que cuando ello ocurría se las ponía a disposición de la
Justicia Civil, o a disposición del poder Ejecutivo. A si ¿Había lugares de
detención en las unidades de las Fuerzas Armadas? la respuesta fue negativa.
A la pregunta ¿Había interrogatorios bajo compulsión física o psíquica?
se respondió que nó.
Cuando
leía todo eso sabía que no era así, que otra había sido la realidad.
Repito que las negativas no fueron un capricho, ya que fue algo deliberado y
pensado que no implica un demérito a la conducta o al coraje de los
comandantes, sino que forma parte de una estrategia a la que ellos debían
servir.
¿Cuál
ha sido el efecto de esas negativas? Lo
que no se previó, es que automáticamente, esa negativa implicó convertir a
los combatientes en delincuentes, porque de ahí en más carecieron del
respaldo de la existencia de una orden para ejecutar los hechos imputados pues
ella fue negada por sus propios comandantes. Por supuesto que este fue un
efecto no querido pero que en la realidad se dio claramente.
El
paradigma de todo esto se llama Alfredo Astiz. ¿Alguien puede sensatamente
aceptar que un joven oficial pudo haber decidido per se realizar las acciones
que llevó a cabo al margen de todo control superior? El cumplió órdenes
cuando estaba destinado en una unidad donde había 6.000 efectivos, ¿su
accionar pudo haber pasado desapercibido por los mandos? No.
El
ocultamiento y la negación ha permitido al enemigo avanzar e instalar en la
opinión pública la idea de la existencia de centros clandestinos de detención
y campos de concentración. Desde el lado institucional las fuerzas legales no
adoptaron ninguna estrategia para contrarrestar todo esto y así se facilitó
la instalación de la mentira en el imaginario colectivo. Ahora resulta que
transcurridos 20 años, aparecen estas normas. Recuerdo cuando el Gral.
Lanusse, que fue sumamente crítico con el proceder contra el terrorismo,
cuando declaró ante la Cámara Federal no hizo mención a los reglamentos que
él puso en vigencia. ¿Por qué?
La
política de la negación y el silencio es evidente que no sirve cuando
comienzan a ser detenidos numerosos militares. Me decía el coronel Losito
hace muy poco, nosotros estamos presos por cumplir unja orden de servicio.
La
aparición de los reglamentos permite esta ecuación: El
estado Argentino, instruyó y formó a sus militares para combatir en la
guerra no convencional, en base a los reglamentos que preveían todas las
acciones que después, cuando son llamados a combate, las reciben en órdenes
que tienen que cumplir y el mismo Estado Argentino luego los coloca presos por
haber cumplido con ellas.
Esto es un disparate, es un absurdo! .
¿A
quien beneficia todo esto? Quienes
lo sufren son los que están presos, los enemigos de parabienes.
Desde
el punto de vista institucional esa negativa ¿a que tiende? al
ocultamiento y a la no aceptación de la responsabilidad global por lo actuado
en la guerra contra el terrorismo, personificada en el Estado.
Censuro
a quienes tuvieron la responsabilidad de comandar las Fuerzas no
por haber callado, sino que para mantenerlo oculto hayan entrado en
negociaciones indebidas con el poder político.
Recientemente
ha trascendido que un oficial de la Armada ha puesto en evidencia un episodio
ocurrido en la época del gobierno de Alfonsín cuando era ministro de Defensa
Borras, consistente en la exigencia de que un determinado número de oficiales
tenían que presentarse, se hizo una lista y allá fueron....carne de cañón,
que
no es la patrulla que el comandante manda al frente para proteger y salvar al
ejército. Era entregar a camaradas para mantener oculta esta realidad.
Esto es muy grave.
Lo
cierto es que el enemigo, que es mucho más coherente que nosotros no
desaprovechó nada de todo esto. Hoy nos encontramos con unas Fuerzas Armadas
que no existen, esto es muy doloroso, pero es así, no tienen ningún poder y
están sometidas a los vaivenes que arbitrariamente decide el poder con
el agravante que cuando los militares que por haber cumplido con una orden de
servicio son llamados por los jueces, la propia fuerza no le da ninguna
protección, no tienen abogados,
al punto que el Lunes pasado estando en Paso de los Libres para una defensa
que había asumido, sobre el medio día me llamó un militar para pedirme un
favor porque el Juez de Paso de los Libres había citado a indagatoria a un
suboficial ya retirado que vivía en Posadas, quien había llegado a Paso de
los Libres y cuando fue a la Fuerza, le dicen : Nosotros no podemos hacer
nada. A las doce del mediodía me reuní con él, lo asesoré como pude pues
me volvía a Buenos Aires. Afortunadamente todo salió bien, declaró y volvió
a su casa. Esto
no es posible! No es un delincuente.
Cuando
hace muy poco tiempo el Capitán de Fragata Antonio Pernías, un distinguido
oficial de la Armada, me llamó para preguntarme si yo lo podía asistir, me
dijo: Dr.
Yo soy un combatiente, yo no soy un delincuente.
Esos oficiales, tienen mujeres, tienen hijos, tienen amigos, que aceptan las
versiones a libro cerrado. Pero en el fondo siempre está la duda, ¿Será
realmente así la cosa? Nadie
vela por ellos. A él y a sus camaradas antes de ser detenidos, les dije: Uds.
van a tener buena hotelería pero no van a tener ninguna solución.
En
ese revolver papeles, por esas circunstancias inesperadas de la vida, me
encontré con un documento que me indicaba que la demanda hacia los que
comandaron de las Fuerzas a lo largo del tiempo a asumir responsabilidades no
es algo nuevo.
El
18 de Febrero de 1987 un ignoto Teniente Coronel, a cargo de una unidad
perdida en el lejano San Javier, de nombre Aldo Rico, elevó una nota al Jefe
de la brigada de la cual él dependía. En esa fecha solamente estaba vigente
la Ley de Punto final. Que pasó, ¿cuál era la queja de éste militar? La
nota tiene cuatro páginas que yo no se las voy a leer. Marqué algunos párrafos.
Dice:
Que
lo que lo mueve a él a esas reflexiones son las nuevas citaciones anunciadas
para que el personal militar y de las Fuerzas policiales de seguridad para que
comparezcan ante diferentes Cámaras, medida que incluye a oficiales
subalternos y aún suboficiales dejando de lado decididamente el concepto de
la obediencia debida. No existía la Ley de Obediencia debida, esto recuérdenlo
porque voy a tratarlo más adelante y es muy importante.
Agrega
el militar que la consecuencia de ese estado de cosas, serían más camaradas
detenidos y escarnecidos solo por haber combatido y triunfado en una guerra
justa y necesaria, gracias a la cual el actual régimen tiene cabida y
entrando en aspectos fundamentales del problema.
Dice,
¿Que quedará de la cohesión de los cuadros basados en la confianza en el
camarada, si las Fuerzas decide entregar a la vindicta pública orquestada por
aquellos que en su oportunidad fueron derrotados, a los camaradas que
combatieron a la subversión?
Ha
sido profética su afirmación que en el plano jurídico el conflicto no tiene
futuro y que hasta ahora solo hemos pospuesto la batalla final, dejando la
desagradable consecuencia del enfrentamiento entre retirados y en actividad.
La amnistía es ignominiosa por sí. ¿Por que amnistía si peleamos en una
guerra justa y necesaria? Sin embargo a fin de preservar el orden
constitucional parece ser la única solución viable pero en que condiciones
es menester llegar a ella, agobiados, debilitados y divididos o recibiéndola
como una dádiva luego de soportar el encarcelamiento de 20 0 30 camaradas más,
o desde una posición de fuerza y exigencia.
La
nota nunca tuvo respuesta, no pasó del nivel del segundo cuerpo de Ejército.
Dos
meses después, en Abril, Rico quiebra la disciplina militar, juega su carrera
y se produce los episodios de Semana Santa. En que terminó?
Se labró un acta compromiso del 19 de Abril, que la firma el
presidente de la Nación Alfonsín y el Tte. Coronel Rico. Hubieron cinco
testigos, el Gral. Augusto Vidal, el Gral. Cáceres, el Gral. Svencionis, el
Cnel. Juan Manuel Tito, y el Cnel Auel.
El
segundo punto es el que me interesa: "La corte Suprema de Justicia de
la Nación, dictaminará a la brevedad adoptando el principio de Obediencia
Debida¨, ¿qué es lo que se estaba pidiendo?. Que se reconozca este
principio contenido en el Artículo 514 del Código de Justicia Militar por
parte de la Justicia, y acá es donde se me corrió el velo cuando me pregunté
¿cuál era el efecto que hubiese tenido un reconocimiento?: Que
en La Argentina hubo una guerra y ¿quién ordenó esta guerra?: el gobierno
constitucional en 1975. Es por ello que cuando yo digo que no hay nada que
perdonar y nada que olvidar, no estoy diciendo algo porque a mi se me ocurre,
está fundamentado en los hechos y en el derecho. En el año '87 el militar
decía fue una guerra justa. Demonios
que fue justa.
Lo
que en rigor de verdad ocurrió, cuando el gobierno constitucional le ordenó
a las Fuerzas Armadas entrar en operaciones, es que firmaron un cheque en
blanco y el poder político no ejerció ningún tipo de control sobre las
operaciones ordenadas a partir del dictado por el Consejo de Defensa de la
Directiva 1 / 75. Las Fuerzas adoptaron e impartieron las órdenes en función
de la profesionalidad propia del militar.
Viene
a cuenta algo que vale la pena señalar: No se si existe esta persona, pero no
importa, sería un capitán de corbeta retirado aviador naval Emir Sisul Hess
(No se si es real o no) quien escribió lo que tituló “Cirujanos con aversión
a la sangre” donde decía que parecería que han convertido a los militares
en una suerte de cirujanos con aversión a la sangre en una operación quirúrgica
que aún cuando se procure minimizarlo, existe inevitablemente. El hace un
paralelo metafórico del cirujano con el militar y dice: Por
impopular que resulte, la verdad es que un militar se capacita en toda su vida
para matar o morir, por supuesto que en salvaguarda de valores superiores. Los
militares no hacen las guerras, hacen la paz al definir las guerras que
desatan las ambiciones de los hombres representantes casi siempre de los
gobiernos. Perder de vista nuestra razón de ser nos puede convertir en
cirujanos con aversión a la sangre.
A
mi me pareció exacto todo esto por que entraña la enorme honestidad de
reconocer la verdad. ¿Qué es un militar? El
militar no es el policía que debe ajustar su proceder a la Ley. El militar en
la guerra se conduce profesionalmente conforme a lo indicado por la doctrina
para la guerra que por sí es la no ley. Esto
no ha sido explicado por las Fuerzas Armadas, la población lo desconoce, entonces
llegamos al absurdo, de que en una guerra cuando se detiene a una persona o se
penetra un domicilio se imputa haber cometido un delito por haber entrado sin
orden de allanamiento.
Esto es una locura, pero no obstante debemos aceptar que la calidad bien
entendida comienza por casa. La culpa es nuestra.
Lo
que pretendo y demando, es que en la medida adecuada según la situación de
revista, todo militar sienta la obligación de explicar y de difundir como es
su profesión tanto los que están en actividad como los retirados. Esto no se
hace. Se sigue con la política de negación y silencio.
Siguiendo
esa política, cuando se reabrió la causa de Campo de Mayo fue patético lo
que ocurrió. En esa causa asisto a 14 Generales, no, 13 ya que hay uno que no
merece que lo recuerde y trece Coroneles. Cuando
fueron citados a través del Estado Mayor, los atiende un Teniente Coronel
quien les informa que el ejército no hará nada y por las suyas les sugiere
llamarme. Así comenzaron a aparecer en mi estudio.
Generales
y Coroneles de prestigio que habían sido Directores de las Escuelas del
Comando de Institutos Militares. Sentí vergüenza ajena cuando vi subir las
escaleras hacia mi escritorio al Teniente Gral. Caridi, ex jefe del ejército
¿cómo puede ser?
Afortunadamente
nos encontramos con un tribunal de verdad, la Cámara Federal de San Martín
que detuvo esto, no se por cuanto tiempo. Pero más allá de las personas
involucradas en todo esto, así hubiesen sido 27 Cabos, es exactamente lo
mismo, es como el Sargento retirado de Paso de los Libres.
Hace
unos días me habían llamado del Servicio Penitenciario Federal preocupados
por un camarada que esta preso sin saber por que. Era un miembro de las
Fuerzas que estuvieron bajo el control operacional de las Fuerzas Armadas y
por ello no es posible desentenderse de todos ellos.
¿A
dónde voy yo con todo esto? La
Ley de obediencia Debida fue la respuesta que le dio el poder político a la
exigencia de Semana Santa, siendo lo peor que pudo haber ocurrido.
Acá hay militares que saben que la Obediencia Debida los ampara y los exime
de toda responsabilidad cuando ajustan su proceder estrictamente a la orden
recibida, pero si se va mas allá de lo ordenado también saben que tienen que
dar cuentas a la Justicia militar. La Ley de Obediencia Debida presumió que
jure et de jure que todo lo actuado fue bajo Obediencia Debida con lo cual,
quedaron amparados los militares que delinquieron en los casos que se
excedieron en el cumplimiento de esas órdenes o se aprovecharon ilícitamente
de las situaciones creadas en su cumplimiento. Que esto ocurrió lo sabemos,
lo sabemos todos.
Por
ese camino se ha igualado al que cumplió la orden respetando la
profesionalidad militar con aquel que se aprovechó ilícitamente de ella.
Esto es particularmente grave. No
era necesaria ley ya que bastaba con respetar el principio de obediencia, pues
como dije antes hubo una guerra, se combatió y la Justicia Militar debió
haber juzgado a aquellos que no lo hicieron bien y allí terminar con el
problema que por no haber actuado de esa forma, hoy subsiste.
Cuando
aparecieron los reglamentos ofreciendo la posibilidad de cambiar totalmente el
eje de las defensas ¿qué es lo que hay que reconocer? Hay que decir la
verdad. Si Uds. se toman el trabajo de leer el comunicado final de la última
Junta Militar y leen el punto tercero, advertirán su ingenuidad y pretensión
de que los lectores sean una manga de tontos porque si bien habla de los
militares muertos y de las acciones llevadas a cabo por los terroristas, elude
explicar la responsabilidad por los desaparecidos diciendo que fueron
enterrados por sus compañeros, que adoptaron entidades de diferentes, que se
fueron al exilio, que desertaron, pero cuantos pueden ser? Cien, doscientos,
mil dos mil tres mil ¿y del resto?.
Por
esa vía ellos quedaron incluidos en el concepto inasible que es el
desaparecido. Cuando ahora aparece en España un hombre que, más allá de que
sea verdad o no, habría dicho yo ejecuté a tres terroristas, no se tiene en
cuenta que se ejecutaron a siete mil terroristas y ¿por qué procedimiento?
En
un documento que el Gral. Riveros presentó el 21 de Diciembre al Jefe del
Estado Mayor, explicó cual fue el proceder durante la guerra. Al
no haberse aclarado y aceptarse todo esto en el más alto nivel de la conducción
de las Fuerzas, son los que eran jóvenes oficiales en aquellos años quienes
hoy están pagando el pato de la boda.
Esto no puede ser. Entonces, quienes tienen que romper el círculo? Yo no
quiero que vuelva a aparecer un nuevo Teniente Coronel Rico que pierda su
carrera militar.
Son
los que tenían mayores jerarquías y por ende mayores responsabilidades,
quienes tienen que reconocer la verdad de cómo se combatió diciendo esto fue
así. Si hasta ahora no se hizo por alguna razón estratégica ello debe ser
reconsiderado porque la verdad histórica trasciende a nosotros, de
lo contrario va a quedar marcado que en los años 70 hubo un grupo de
forajidos que se dedicaron a matar a jóvenes idealistas inocentes cuando lo
cierto es que acá se mataron o ejecutaron a siete mil terroristas señores!
Quienes hoy conducen a la Fuerzas tienen la misma obligación aunque por otras
razones.
De
la misma forma que el enemigo escribe sus libros como ¨La voluntad¨..... o
como los escritos por el terrorista Bonasso donde narran el accionar de los
terroristas, debemos hacerlo nosotros. Hasta ahora nos hemos ocupado de lo que
hizo el otro y no hemos hecho nada por decir lo que hicimos nosotros. Esto
inteligentemente se puede hacer a
título personal o grupal.
La
existencia de los reglamentos afortunadamente quedó oficialmente acreditada
siendo ello una buena noticia que recibí el domingo, pues
a requerimiento del Juez Federal de Corrientes el Ejército se los envió, con
lo cual el mecanismo que había puesto en marcha para acreditar su
autenticidad perdió importancia.
Primero
los reconoció el Gral. Nicolaides que fue el cuarto jefe del ejército
durante el gobierno militar o
sea que hoy día la existencia y vigencia de ésos reglamentos está
absolutamente probada y oficialmente reconocida.
Señores si esto es así apoyémonos en esto y sigamos. Para quienes no son
militares, como no los quiero abrumar, voy a hacerles una rápida lectura. El
reglamento de operaciones psicológicas del año 68 para todo tipo de guerra:
"establece el método de acción compulsiva a actuar sobre el instinto de
conservación del hombre, o sea que para llegar a escribir esto es la
consecuencia de estudios sobre la personalidad y el instinto del ser humano.
La presión , por acción compulsiva apelando casi siempre al factor miedo, la
angustia masiva generalizada podrán derivar al terror, la coacción hasta la
violencia mental, la fuerza y el rigor reemplazarán a los instrumentos de la
razón. La técnica de los ejercicios físicos es una técnica compulsiva a la
que se deberá recurrir cuando se desea obtener los objetivos específicos de
gran importancia, el oficial de inteligencia coordinará con el oficial de
operaciones psicológicas el interrogatorio al prisionero. Eliminar los
elementos irregulares. Entre los medios de acción psicológica se describen
en el punto tres los Ocultos y en su punto cuatro dice: Compulsión física,
tortura tercer grado en el quinto: compulsión psíquica,1): amenazas,
chantaje, 2) seguimientos físicos, secuestros raptos, terrorismo además de
sabotaje.... mas claro que esto...agua.
El
reglamento debía ser obligatoriamente conocido por comandos, institutos,
unidades y oficiales de estado mayor. Ningún
militar, ningún oficial, puede decir que desconocía todo esto, que fue lo
que yo públicamente tuve que salir a decir al enfrentar al Gral.
Balza, gran mentiroso. El reglamento de operaciones contra la subversión
urbana tiene la misma línea y así dice que se debe actuar contra los
terroristas con el fin de neutralizar o destruirlos, las actividades de
investigación y detención se destinarán a allanar un edificio instalación
con el fin de arrestar a miembros de la subversión y descubrir y capturar
elementos tales como explosivos.
El
reglamento de 1976 del Gral. Viola, tiene el mismo número y el mismo nombre
del creado por el Gral. Numa Laplane en agosto de 1975 en pleno gobierno
constitucional,
lo cual prueba que esto no es algo inventado por los militares del proceso, es
preexistente y de una preexistencia de muchos años.
El reglamento del 76, que refunde porque deja sin efecto a varios anteriores,
dice: el concepto rector será que el delincuente subversivo que empuñe armas
será aniquilado dado que cuando las Fuerzas Armadas entran en acción no
deben interrumpir el combate ni aceptar rendiciones. Ellos deben ser
capturados de inmediato en el lugar en donde se encuentren ya sea en la vía pública,
en el domicilio o en el trabajo, desgastar los elementos activos mediante la
acción de hostigamiento y llegar al aniquilamiento cuando decidan fijarlos.
Detectar y eliminar a los elementos de la subversión clandestinas infiltrados
en la población. Porque esto es lo que la población ignora. El grupo de
combatientes era la punta del Iceberg pero el soporte que tenía logístico se
multiplicaba por tres por cuatro o por cinco, y era gente que aparentaba ser
un buen vecino, buen padre de familia y cumplidor de sus horarios.
En
ese reglamento se establece que el terrorista está fuera de las leyes de la
guerra y de las Convenciones de Ginebra que no se aplican por ser una guerra
no convencional.
El
objetivo final en operaciones contra una fuerza irregular, es eliminar esa
fuerza, habla de la destrucción o muerte de los miembros en forma individual.
Cuando
miembros de las fuerzas irregulares se pasan de filas también es tratado en
el reglamento siendo este es un capítulo no conocido.
En
la Escuela de Mecánica hubo cerca de un centenar de terroristas que se
pasaron a las fuerzas legales y ocurrió lo mismo en el ejército. El grueso
de ellos se fue del país con documentación y pasajes provistos por la Armada
y respetaron la palabra empeñada, pero
un puñado de ellos, para justificar su traición ante sus ex compañeros, se
han prestado para testimoniar falsedades que son las que permiten a los jueces
tener detenidos a muchos militares.
El
contenido de los reglamentos se sustenta en la doctrina. El manual del ejército
norteamericano de acciones psicológicas encubiertas, dice: requieren una
coordinación integración y dirección especial; ellas no revelan su fuente,
las operaciones se planifican y ejecutan en tal forma que no se evidencia la
agencia del gobierno del responsable, esto es el norteamericano, y si se
descubre, el patrocinador puede negar cualquier implicación. Lo curioso que
pone en evidencia lo que es un país en serio y coherente, surge del
reglamento que dice que cuando las agencias norteamericanas operan en el
exterior, el que coordina las acciones es el embajador norteamericano en el país.
Es honesto todo esto. Acá en aquellos años había una relación pero muy
estrecha con los servicios extranjeros, claro los tiempos cambian, cambia la
política.
Todo
esto tiene que ser contado por militares que tengan autoridad y conocimiento
profesional sobre el tema. Debe ser explicado, porque sino, repito, estamos
transfiriendo a la historia algo que no es cierto y que constituye un estigma
para las Fuerzas Armadas. ¿Por qué los gurkas tienen fama? Porque al margen
de que sea cierto o no, forjaron una imagen de temible ferocidad. Lo que
nosotros negamos, la realidad que ocultamos, podría convertirse en un signo
de distinción en las Fuerzas Armadas y en relación a ello, pregunto: ¿En
que país ese tipo de subversión o de guerra no convencional fue liquidada
con la efectividad que se logró en la Argentina?.
El
trabajo de lo que fue acá la acción de inteligencia, fue algo formidable y
así lo pude apreciar con lo que he podido captar al estar en contacto con
oficiales de inteligencia, circunstancia que me permitió conocer una buena
parte de todo esto. Los
infiltrados y el conocimiento que por su acción se llegó a tener de las
organizaciones terroristas, fue algo espectacular, pero el enemigo no perdona.
Contrariamente a lo que nosotros creemos para ellos es una guerra sin tiempo.
Nosotros no advertimos que seguimos en guerra.
Hoy
llama la atención el fallo de la Corte publicado ayer rechazando la extradición
de un terrorista cuando es
coherente con una Corte puesta por el enemigo. Qué otra cosa iban a hacer? El
enemigo si algo sabe es hacer es usar el poder. Nosotros somos unos tontos. Fíjense
en relación a todo esto, desde el punto de vista exclusivamente técnico, que
cuando las Fuerzas Armadas se hicieron cargo del gobierno del 24 de Marzo del
'76, ¿cuál fue una de sus primeras preocupaciones? Buscar
cinco ilustres juristas, como realmente lo fueron, para integrar la Corte
Suprema de Justicia cuando lo que tenían que buscar eran cinco combatientes.
Se
desea que el día del Juicio no llegue, yo señores deseo que llegue cuanto
antes después de tener los reglamentos. Esto es de una lógica que no admite
fisuras, y no es porque lo diga yo. Recibí un mail la semana pasada de un
importante abogado que ha sido un dirigente conspicuo de los Derechos Humanos,
quien con mucha sorna me preguntaba si yo creía que los reglamentos estaban
por encima de la Constitución.
Le
contesté desde la A a la Z expresandole primero que no conocía de ningún
Juez que haya dicho que estos reglamentos hayan sido inconstitucionales;
segundo que habría que pensar si la Constitución rige durante la guerra, yo
no lo creo y en tercer lugar que para los militares que combatían, estos
reglamentos integraron el derecho positivo que tenían que observar y que en
todo caso la responsabilidad fue de quien los impuso.
¿Pero
que ocurría si ello era reconocido? Nuevamente aparecería la responsabilidad
del poder político. Cuando el 25 de Mayo de 1973 se hace cargo un presidente
constitucional que fue el Dr. Cámpora, Comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas que tenía su ministro de Defensa, estos reglamentos existían y no
interesa si de hecho los conocían pues de hecho los convalidaron.
Cuando
se reinstala nuevamente el sistema constitucional con el Dr. Alfonsín, los
reglamentos seguían vigentes y también de hecho fueron ratificados lo que
torna inexplicable su conducta sobre el tema.
Los
convalidó Menem y
con una torpeza del Gral. Balza que no tiene límites, cuando en Abril del año
94 puso en escena en el programa de Neustadt esa suerte de mea culpa, los
reglamentos estaban vigentes al punto que él mismo recién los derogó, dos años
y ocho meses después a fines del '97 con vigencia al primero de Enero del
'98.
Fíjense que hasta ayer estos reglamentos estuvieron vigentes.
Los
miembros de las Comisiones de Defensa de
ambas Cámaras del Congreso, los Ministros de Defensa, el Dr. Jaunarena (que
me parece una excelente persona), pueden decir que los desconocían? Lo tenían
que conocer y si ello no fue así es porque fueron malos ministros. La ley se
presume que es conocida.
Lo
argumentado en base a los reglamentos es absolutamente irrebatible. Estoy
esperando semana tras semana el palo que me tendría que pegar el Sr.
Verbitsky. Están desconcertados. No saben como refutar el efecto de los
reglamentos. Luego que me llamara Lanata por este tema, cuando le dije que los
tenía en la mano, se borraron todos. No quieren saber mas nada. Los medios no
quieren tratar a este tema. No
obstante, La Nación tiene todos los reglamentos, yo se los llevé completos
porque quería que estuviesen en un lugar seguro para la historia.
Me
permito con toda humildad a los que están acá y a los que no están a través
de los que me escuchan, pedirles que escriban. Hay
que escribir masivamente. A uno lo pueden sancionar a doscientos no. Ese es la
actitud y el mensaje que esta esperando el grueso de la civilidad que entiende
y se preocupa por estos temas.
Conocí
a Cecilia Pando, la invité a comer con mi mujer. Puede compartirse o no su
actuación y sus dichos, pero fíjense la imagen que proyecta: una mujer
joven, siete hijos, docente, muy agradable e inteligente. Que fuerza tiene.
El
domingo próximo pasado ella iba a ir al programa de Mariano Grondona pero el
viernes la llamaron y le dijeron que cancelaban la invitación, que quedaba
para otra oportunidad, nunca más la veremos. Ella está sola pero sigue
adelante. Cuando aparece alguien así, para que de esas cualidades sean
encausadas en contribución al fin buscado por todos debe sentir un apoyo
concreto mas allá de las palabras por ello la necesidad de la unión es
fundamental.
Cuando
asumí la defensa del Capitán Pernías, ello generó cierta inquietud en los
mandos de la Armada. Hoy me llamó por teléfono y me dijo: doctor hay un
cambio de 180 grados.¿ para bien o para mal?- Para bien. Ello constituye una
gran noticia porque más allá de las diferencias que lógicamente se puedan
tener entre los que están en retiro y quienes tienen la responsabilidad del
comando, hay que buscar los canales para el entendimiento, hay que tragarse a
veces los sapos.
Me
consta el esfuerzo y la preocupación del Foro de Almirantes encabezado por el
Almirante Alvarez. Ojalá en el Ejercito ocurra lo mismo aunque es mucho más
difícil el consenso porque son muchos más. Pero es necesario bregar por la
unión, yo apelé a una figura: de la mano hay que hacer un puño.
Hay
que sumar, porque si nosotros no sumamos voluntades nos van a comer vivos.
Tenemos que aceptar que estamos en guerra y si eso lo reconocemos vamos
a poder manifestarnos y explicarle con mayor facilidad a los jóvenes y a la
población como se operó en la guerra contra el terrorismo.
Sí
señor, acá se ejecutaron aproximadamente a siete mil terroristas ¿en base a
que? A toda la prueba que se tenía proveniente de todo el aparato de
inteligencia y cuando hubo dudas se los puso a disposición del Poder
Ejecutivo. Esto fue decidido en los Estados mayores de las Fuerzas y quien
coordinó esta información fue el Ministro del Interior.
Hay
que decirlo y hay que aceptarlo, porque en la medida que lo ocultemos le
estamos dando alimento al enemigo. Esto es muy claro. Cuando le pusieron el título
de "Revelaciones" a este conversar, o este hablar con ustedes fue
porque realmente es una revelación lo de los reglamentos, porque a partir de
ellos apareció desde el punto de vista técnico una oportunidad
extraordinaria.
Lamento
porque son colegas a quienes conozco desde hace cuarenta años, que no estén
de acuerdo con todo esto. Dicen que interfiero las defensas que realizan y
sostienen que hay que negar los hechos porque nunca existieron.
Ese
es un error, porque los hechos realmente existieron, los desaparecidos son una
realidad, tienen una identidad, no es que estén en el aire del volumen de una
pirámide inasible. En
la medida que digamos que fueron ejecutados por ser terroristas, no podrán
decir más que fueron jóvenes e inocentes idealistas ejecutados por perversos
militares. La diferencia entre un terrorista y un joven idealista es lo
suficientemente grande como para por lo menos defenderla.
Nos
hacer falta coraje, pero coraje para hablar. Piensen ustedes en esta chica que
acabo de mencionar, el impacto que generó, el intento para callarla desistido
cuando se advirtió que esa imagen calaba hondo en la población. El
presidente que tenemos no les quepa la menor duda que va a dar marcha atrás
siempre que sienta el aliento en la nuca
porque
no es un hombre de convicciones, no es un ideólogo.
El dogmático va siempre adelante y hubiese mantenido las sanciones al Mayor
Mercado. El, sí es necesario va a borrar todo, no tiene escrúpulos. Lo
que el no sabe es que es un títere y que el problema son los titiriteros que
tienen nombre y apellido.
Termino
con una referencia que especialmente quiero calificar como el más efectivo
estilete que ha aparecido en este escenario en la mano y genio de Jorge Asís.
Hay que reconocer el humor ejercido por las personas de talento. Lo de Asís
es para a la historia. No es cualquier cosa, es un hombre que pinta la
realidad. No me interesa si es peronista o menemista o de otro sector político.
Es inimitable. Es un hombre honesto y valiente que está desnudando
objetivamente verdades en función de lo que el escribe. No debemos olvidarnos
de él. Después habrá tiempo para marcar las diferencias.
Esto
ha sido un tanto desordenado, pero me siento satisfecho porque en alguna
manera lo que quería decir lo dije. No me he guardado nada de las cosas que
quería señalar, pero lo que quiero remarcar es la absoluta innecesariedad de
la ley de Obediencia Debida que constituyó el mayor agravio a las Fuerzas
Armadas y les digo: esta ley esta perdida, hay que olvidarse de la Corte, la
van a declarar inconstitucional y demás yerbas.
La
verdadera defensa de las Fuerzas Armadas estará en los Juicios con los
reglamentos en la mano, porque esos son los reglamentos del Estado Argentino y
no de los militares del proceso sino que vienen de mucho más atrás. Eso hay
que aceptarlo sin beneficio de inventario porque eso forma parte de nuestra
historia como las grandes y trágicas muertes, sea la de Quiroga, la de
Dorrego, o la de Lavalle.
Ellas
están en la historia, en
la misma que muestra que en un momento dado las Fuerzas Armadas fueron
llamadas a combatir al terrorismo, que lo hicieron con una profesionalidad
digna del mayor encomio y que lo destruyeron.
Hay
que enorgullecerse de ello. Nada más señores.
Florencio
Varela
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